Diez (posibles) razones para la tristeza del pensamiento (Biblioteca de Ensayo / Serie menor nº 38)

Desde unas expresiones en las que Schelling insinúa, a la forma de los nósticos, que la tristeza es el telón de fondo de la naturaleza por norma general y de la condición humana particularmente, George Steiner lleva a cabo diez proposición sobre la tristeza inseparable a la condición pensante del humano. Como en los «ejercicios de sabiduría» de un Séneca o un Marco Aurelio, pero desde una visión marcada por la neurofisiología y la física cuántica, el creador levanta frente al lector una batería de cuestiones que delatan el carácter dramático del pensamiento humano. ¿Hay algo alén del meditar que sería impensable? ¿Tenemos la posibilidad de vivir sin meditar en lo más mínimo? ¿El pensamiento es infinito? ¿Cuáles son las relaciones entre el pensamiento y el lenguaje, y entre el pensamiento y el yo? ¿Tenemos la posibilidad de verdaderamente meditar el pensamiento? En la última de las Diez (probables) causas Steiner aborda la cuestión de Dios. «Creíblemente», afirma, «el homo se realizó sapiens [...] en el momento en que brotó la cuestión de Dios». De hecho, ¿no ha fascinado por igual a fieles y a descreídos la cuestión de Dios?