El cerebro matemático: Cómo nacen, viven y a veces mueren los números en nuestra mente (Ciencia que ladra… serie Mayor)

¿De dónde vienen verdaderamente los números y de qué manera llegan a nuestra cabeza? ¿Por qué razón varias personas tienen sencillez para lidiar con ellos y a muchas otras les resulta tan bien difícil dominarlos? Este libro da respuestas a estas y otras emocionantes cuestiones que delinean lo que Stanislas Dehaene llama "el sentido del número": nuestra aptitud para representar proporciones y para comprender esos símbolos abstractos, relacionarlos, sumarlos, multiplicarlos o dividirlos. De la misma la percepción del color o el reconocimiento de la localización de elementos en el espacio, este sentido ¡está instalado en nuestro entendimiento!

El creador empieza su paseo con el hallazgo de que ratas, palomas y chimpancés tienen la posibilidad de efectuar ciertos cálculos fáciles, y de que los bebés tienen una intuición innata para admitir proporciones y cotejar magnitudes. Nos comenta asimismo qué les sucede a pacientes con lesiones cerebrales que pierden la aptitud para saber proporciones triviales, o de qué forma los llamados "idiotas sabios" son inútiles de operaciones mentales sencillos e incluso de valerse por sí solos, pero tienen la posibilidad de ser genios en matemáticas. El viaje nos transporta además de esto por el origen de los números, nos enseña la predominación del lenguaje en el cálculo (por qué razón, por servirnos de un ejemplo, los estudiantes chinos tienen mucho más éxito con las matemáticas que sus pares occidentales), y hasta qué ocurre con etnias sin expresiones para los números, o que solo tienen la posibilidad de denominar proporciones hasta cinco.

Las indagaciones de Dehaene consiguieron entender el papel de pequeñas áreas prudentes de la corteza parietal humana en las diferentes operaciones matemáticas y probaron el taburete biológico de nuestro sentido del número, aquel que usamos de forma inconsciente desde el instante en que disponemos empleo de razón, y indudablemente antes asimismo. El creador nos sugiere ir a pasear por cuentas, proporciones, mapas y surcos corticales para, de nuevo, conocernos a nosotros y a esa pasmante máquina que llevamos sobre el cuello y entre nuestras orejas.