De la brevedad de la vida (Filosofía nº 8)

Con la oración el espacio que vivimos no es vida sino más bien tiempo, Séneca nos introduce de lleno en la filosofía de la vida, en el hecho de vivir, en la brevedad de ese espacio de tiempo que se nos otorga. Pero en ese espacio, que es exiguo, debemos, nos comunica el pensador latino, estudiar a vivir y a fallecer, cosa que no es moco de pavo, asegura asimismo. Aparentemente, prosigue diciendo el profesor, ciertos enormes hombres que han existido, pese a renunciar, dejar y desprenderse de todo lo que les servía de rémora, como las riquezas, empleos y bienestares, para estudiar a vivir, varios de ellos dejaron este planeta confesando que no lo lograron. Para lograr ese cometido, como buen pensador, nos informa con estas amonestaciones:
La vida si se conoce explotar es extendida
Si andamos pocos de tiempo, es que lo derrochamos
No recibimos una vida insignificante, sino nosotros la hacemos corto
La vida te proporciona un ancho campo si sabes tener ella dejándote asesorar por la razón.
Según Séneca la brevedad de la vida es solo para esos que la malgastan con ocupaciones múltiples y diferentes del estudio de la filosofía. Estos ignoran el valor del tiempo, el pasado no lo administran, el presente se les va de las manos y tienen pavor al futuro, esto es, solo los pensadores son los que han comprendido y aprendieron a apreciar el tiempo en sus tres instantes y aprendieron a vivir y a fallecer, por consiguiente solo el sabio es el único con la capacidad de gozar íntegramente de la vida.