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"Ătica y tambiĂ©n infinito" recopila las diĂĄlogos mantenidas entre Emmanuel LĂ©vinas y Philippe Nemo, por medio de las que tenemos la posibilidad de tener un concepto resumida pero muy completa del pensamiento del pensador. La ediciĂłn se acompaña con una introducciĂłn y rebosantes notas de JesĂșs MarĂa Ayuso DĂez, traductor del artĂculo.
Me hago una pregunta si se puede charlar de una observaciĂłn vuelta hacia la cara, ya que la mirada es conocimiento, percepciĂłn. Pienso, mucho mĂĄs bien, que el ingreso al rostro es de entrada Ă©tico.âEn el momento en que usted ve una nariz, unos ojos, una frente, un mentĂłn, y puede usted describirlos, entonces usted se regresa hacia el otro como hacia un elemento. ÂĄLa mejor forma de localizar al otro es la de no caer en la cuenta del color de sus ojos! En el momento en que observamos el tono de los ojos, no nos encontramos en relaciĂłn popular con el otro.âEs cierto que la relaciĂłn con la cara puede estar dominada por la percepciĂłn, pero lo que es particularmente rostro resulta ser aquello que no se disminuye a ella.
Frente todo, hay la derechura misma del rostro, su exposiciĂłn derecha, sin defensa. La piel del rostro es la que sigue mucho mĂĄs desviste, mucho mĂĄs desamparada. La mucho mĂĄs desviste, si bien con una desnudez aceptable. La mucho mĂĄs desamparada asimismo: hay en la cara una pobreza fundamental. Prueba de esto es que procuramos enmascarar esa pobreza dĂĄndonos poses, conteniĂ©ndonos.âLa cara estĂĄ expuesto, conminado, como invitĂĄndonos a un acto de crueldad. Al tiempo, la cara es lo que nos prohĂbe matar.
Me hago una pregunta si se puede charlar de una observaciĂłn vuelta hacia la cara, ya que la mirada es conocimiento, percepciĂłn. Pienso, mucho mĂĄs bien, que el ingreso al rostro es de entrada Ă©tico.âEn el momento en que usted ve una nariz, unos ojos, una frente, un mentĂłn, y puede usted describirlos, entonces usted se regresa hacia el otro como hacia un elemento. ÂĄLa mejor forma de localizar al otro es la de no caer en la cuenta del color de sus ojos! En el momento en que observamos el tono de los ojos, no nos encontramos en relaciĂłn popular con el otro.âEs cierto que la relaciĂłn con la cara puede estar dominada por la percepciĂłn, pero lo que es particularmente rostro resulta ser aquello que no se disminuye a ella.
Frente todo, hay la derechura misma del rostro, su exposiciĂłn derecha, sin defensa. La piel del rostro es la que sigue mucho mĂĄs desviste, mucho mĂĄs desamparada. La mucho mĂĄs desviste, si bien con una desnudez aceptable. La mucho mĂĄs desamparada asimismo: hay en la cara una pobreza fundamental. Prueba de esto es que procuramos enmascarar esa pobreza dĂĄndonos poses, conteniĂ©ndonos.âLa cara estĂĄ expuesto, conminado, como invitĂĄndonos a un acto de crueldad. Al tiempo, la cara es lo que nos prohĂbe matar.
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