El mundo visto a los ochenta años: Impresiones de un arteriosclerótico

Este libro reúne las críticas de Ramón y Cajal (1852-1934) una vez cumplidos los 80, a quien no le preocupan «las arrugas del rostro, sino más bien las del cerebro». Acabó de escribirlo en 1934, pocos meses antes de su muerte, y en sus páginas se encarga de las restricciones de la vejez, de las teorías para prolongar la vida y de las ocupaciones mucho más apropiadas para sostenerse activo mientras que se encara el ineludible desarrollo de caducidad. En El planeta visto a los ochenta años, Cajal opina sobre las tendencias de su temporada, las reivindicaciones de las mujeres, la invasión de extranjerismos que padece nuestro idioma y sobre algunos artistas a los que llama «embadurnadores de cuadros». Sorprenden asimismo las consideraciones de este sabio médico, ganador entre otros premios del Nobel de Medicina, con relación a los nacionalismos de una España que no era tan diferente de la de en este momento.El lector tiene en sus manos una joya de libro, escrito con la frecuente prosa clara, precisa, nada oratoria del científico que todo lo examina, y en ocasiones, con una ironía que nos hace sonreír.