Un final inexorable

El paseo de un análisis piensa la profunda transformación de un sujeto. Alén del alzamiento de los síntomas, es el ser mismo el que está en juego. El tiempo de indeterminación con que estamos al comienzo se desplazará para ofrecer sitio a eso que podríamos llamar "seguridad de vivir". Una vida que se vive y que se distancia del verse vivir.

El obstáculo que siempre y en todo momento vamos a encontrar, del lado de los investigadores y asimismo en el de los analizantes, es la pasión por meditar, por entender lo que desean, por la "toma de conciencia". La clave de este paseo nos lo da la especial forma que toma la interpretación lacaniana: siempre y en todo momento incluye un vacío de sentido.

Hans-Georg Gadamer, acólito señalado de Heidegger, afirmaba que en tiempos de aquel pensador se heideggeriaba bastante. La reproducción de los alegatos complejos hace un efecto de esterilización de los conceptos. En este artículo se hallará el ahínco incesante por cuestionar el efecto oración o palabra que se repite, ignorando los efectos en especial clínicos que piensa. El histórico ofrecer de alta del final se convertirá en un ofrecer de baja al analista del sitio que ocupó