El año mágico de Adolfo Suárez

Un rey y un presidente frente a las cámaras. Julio de 1976 - junio de 1977

«Recuerdo estar unos pasos tras la cámara, al costado del directivo de grabación, viendo de qué manera Adolfo charlaba sin separar la visión del propósito. Asimismo de qué manera se ajustaba el nudo de la corbata antes de ingresar directamente y de qué manera entonces me preguntaba qué tal había ido, mientras que los otros recogían el equipo. Como el día que logró su primer alegato esencial como presidente del Gobierno, el día en que le convencimos a fin de que no charlase sentado tras una mesa como se había hecho siempre y en todo momento, sino más bien parado, por el hecho de que era tal como charlaba el presidente estadounidense, y procurábamos un cambio de imagen directo. Uno de muchos instantes compartidos.

Con la muerte de Adolfo Suárez se han multiplicado los ensayos, productos y reportajes sobre el presidente y los años del cambio. He visto y leído varios, y me he asombrado al hallar aquí y allí la narración de determinados hechos que la historia colectiva ahora da por algunos y que de determinados tienen poco. Por este motivo en este libro recojo las experiencias o impresiones de esos meses –julio de 1976 a junio de 1977– que tuve la fortuna de vivir «en vivo». Un año mágico.

Hablamos de hechos importantes y de interés general que encauzaron nuestra historia. El haraquiri de las Cortes franquistas frente a las cámaras, la creación de unos telediarios para el cambio, la grabación de los espacios electorales para la llamada a urnas del 77…

Yo creía en Adolfo, y no a ciegas, sino más bien muy a propósito. Creía en su iniciativa de la Transición, que coincidía completamente con la del rey Juan Carlos. Creía en su forma de hacerla, por el hecho de que era el más destacable presidente para encabezar el cambio. Y pensaba que desde Radiotelevisión De españa –que entonces yo dirigía– se podía ayudar a afianzar y basar dicho emprendimiento».