La conquista de la felicidad

La alegría ¿es un estado o una búsqueda?

Esta obra asegura que lo segundo: el hombre hay que enseñar activo en la supresión de las dificultades al despliegue de la alegría, empezando por remover esas pasiones egocéntricas que son la envidia, el temor o la conciencia de pecado y haciendo más fuerte las que impulsan hacia fuera de sí mismo, que invitan a sentirse una parte de la corriente de la vida: «Cuantas mucho más cosas interesen a alguien, mucho más ocasiones de felicidad va a tener», asegura, para terminar que el ser feliz es el que se siente ciudadano del cosmos «y disfruta libremente del espectáculo que le proporciona y de las alegrías que le ofrece». Una obra de autoayuda... si no fuese pues se trata de un emprendimiento, de raigambre estoica, de repensar el hombre y su situación en el planeta.