EL ANILLO DE ATILA (La decadencia del Imperio Romano)

Se sorprenderían de ver el paralelismo que hay entre el Imperio De roma y los tiempos recientes. La corrupción siempre y en todo momento va a ser la corrupción. Y es de esta forma como caen todos y cada uno de los enormes imperios.
Obra ganadora del Premio Fiter i Rossell del Círculo de las Artes y las Letras, la crítica dijo:
Revitalizador de la novela histórica, Albert Salvadó escribió El anillo de Atila tal y como si fuera un vino de Tarraco. La cata en boca es increíble, seria y profesional. (Ramón Ventura. EL PERIODICO)

En pleno siglo V, Constantinopla y Roma contemplan con preocupación de qué forma todas y cada una de las tierras entre el Rin, el Danuvio, el Volga y el mar Báltico rinden homenaje y pleitesía al nuevo emperador de los hunos, como se hace llamar Atila.
Y la preocupación se transforma en pavor en el momento en que comienza a circular la historia de historia legendaria que charla de un hombre que está sobre el resto fatales, por el hecho de que ha recibido de manos de los dioses la espada de Marte.
Severo Antonio Braulio Teodosio, general, embajador y senador, va a vivir una vida entera para conocer que somos los hombres que levantamos los imperios y, asimismo somos nosotros, quienes los hundimos.
Mientras que, todo el Imperio cae a su alrededor, él, desde su villa de Tarraco, cuenta a su amigo Pablo Orosio, que escribió la narración de esos días, sus recuerdos, los de una temporada increíble, donde la aparición de un hombre irreproducible, el enorme Atila, se unió a otra figura que marcó el desenlace absoluto del Imperio De roma de Occidente: Gala Placidia. Nieta, hija, hermanastra, mujer y madre de emperadores, se sentó a lo largo de treinta años en la silla imperial.
El enorme Severo, espectador favorecido por los cargos que ocupó, chilla: ¡Jamás, en toda la historia, hubo una mujer tan destinada! Y cuenta con todos y cada uno de los pormenores de qué manera Gala Placidia encaró a los más destacados en general de Roma entre sí, impulsó a Atila a agredir un Imperio desgastado y ahogado por la corrupción, la traición, la avaricia y el vicio, y dejó en el trono a su hijo Valentiniano, un auténtico monstruo.
El resultado no podía ser otro, y la historia hizo justicia.

¿Qué afirma el creador?
Gocé tanto creando individuos falsos y conjuntándolos con los reales que mucho más de un lector ha creído que todos eran históricos. Por esa razón, al principio del libro, hay una realción de individuos históricos. Si alguno no está en la lista, forma parte a mi imaginación. No obstante, es mi obra mucho más ajustada a la historia real, como indicó algún lector que ha buscado en los tratados de historia hechos que yo relato.