Alguien con quien hablar

Alguien con quien charlar no quiere ser una lección ni darla. Lejos de la sofisticación académica, quiere ofrecerse como un acto de comunicación fundamentalmente humano.

Todos requerimos que alguien nos acompañe, que esté cerca, que nos escuche, que nos afirme. Pero alguien no es uno o una alguno, no nos es indiferente, y ofrecer con él, con ella, resulta definitivo. Quizás se trate mucho más de una aptitud de atender, de oír, de estar abierto y preparado, no solo a recibir, sino más bien a entregarse, a darse.

Y dejar charlar no es un fácil ademán de permisividad, es un acto de reconocimiento. Pide hacer condiciones, un territorio propicio, para la palabra extraña. De la amistad y el sexo, del exitación, el deseo y el erotismo, de la patraña, el malentendido o el silencio, de la tranquilidad y la alegría nos charla Ángel Gabilondo, entre otros muchos temas, dibujando un espacio de acercamiento en el que la palabra es personaje principal.