De la Clemencia (Anotado)

I. Me he propuesto redactar de la clemencia, oh Nerón César, para servirte a forma de espéculo, y, mostrándote a ti, hacerte llegar al goce mucho más prominente. Que más allá de que es verdad que el auténtico fruto de las buenas acciones está en haberlas efectuado, y no está premio digno de la virtud fuera de ella misma, dulce es, no obstante, la contemplación y examen de la buena conciencia, y tras regentar la visión a esa multitud enorme, discordante, sediciosa, desmandada, preparada para lanzarse tanto a la pérdida de otros como a la suya propia, si lograse romper su yugo, poder decirse: -Yo soy el favorito de todos y cada uno de los fatales, escogido para desempeñar en la tierra las ocasiones de los dioses