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“Esta es la crónica de una luna, de un viaje pasado entre 2 lunas repletas. Jamás supe qué planetas estaban en cuadratura con ella al comienzo ni tampoco en su desenlace. En esos días pensaba que era un instante vital para la raza humana entera, pero me equivoqué, la raza humana prosiguió con su devenir tal y como si nada hubiera ocurrido. En cambio, mi sendero jamás fue de nuevo exactamente el mismo.”
Con estas visionarias expresiones abre Ezequiel Leonard su trabaja prima.
Este libro es la crónica del viaje que, en 2015, logró desde California a Roma. Pero no fue un viaje alguno, Ezequiel, un ser libre, sintió el llamado de la tierra y, leal a sí mismo, tomó cartas en el tema. “Me dolía la Tierra, mi Madre Tierra. Me atravesó su llanto, me mostró su penar por de qué manera la intentamos”
Por ese momento estaba en un retiro de meditación en Palm Springs. Era algo que había esperado tanto que no vaciló en dejar México, país en el que había estado hasta el momento haciendo un trabajo y viajar hasta allí. Procuraba iluminación. Y la halló.
En su libro nos comunica: “Tras muchos días de meditación aguardaba tener mayor lucidez. Entonces, parecía mucho más cuerdo elegir mi futuro con ese nuevo comprensión, en vez de anudarme a algún plan previo, escogido desde quién sabe qué una parte de mi ser. Sospecho que eso me dejó soñar con mayor amplitud. Desligado del yo construido me animé a llevar adelante lo que nunca habría llegado a imaginar. No pues no hubiese soñado cosas enormes
Con estas visionarias expresiones abre Ezequiel Leonard su trabaja prima.
Este libro es la crónica del viaje que, en 2015, logró desde California a Roma. Pero no fue un viaje alguno, Ezequiel, un ser libre, sintió el llamado de la tierra y, leal a sí mismo, tomó cartas en el tema. “Me dolía la Tierra, mi Madre Tierra. Me atravesó su llanto, me mostró su penar por de qué manera la intentamos”
Por ese momento estaba en un retiro de meditación en Palm Springs. Era algo que había esperado tanto que no vaciló en dejar México, país en el que había estado hasta el momento haciendo un trabajo y viajar hasta allí. Procuraba iluminación. Y la halló.
En su libro nos comunica: “Tras muchos días de meditación aguardaba tener mayor lucidez. Entonces, parecía mucho más cuerdo elegir mi futuro con ese nuevo comprensión, en vez de anudarme a algún plan previo, escogido desde quién sabe qué una parte de mi ser. Sospecho que eso me dejó soñar con mayor amplitud. Desligado del yo construido me animé a llevar adelante lo que nunca habría llegado a imaginar. No pues no hubiese soñado cosas enormes
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