LA DESCISION DE EUMELO (KEPLER nº 4)

Eumelo siempre y en todo momento fué el segundo, el segundo hijo, el segundo al mando, el segundo en la sucesión al trono, siempre y en todo momento fue la sombra de Nyktos, entrenado para ser un rey, pero sin ambicionar serlo, siempre y en todo momento fue el recambio en caso que el hermano mayor no pudiese realizar su deber. A él nunca le importó ser solo la sombra de su familia, absolutamente nadie miraba lo que él era de todos modos. Hasta el momento en que apareció un capitán de otro mundo, el capitán Fornax, con penetrantes ojos logró que su planeta se volviese del revés, esas profundas miradas hicieron que Eumelo desease cosas que nunca pensó requerir.
El Capitán Fornax jamás creyó que iba a localizar su primero y único en el mundo Kepler, y la situación no era fácil, el hermano del rey venia con un montón de equipaje, demasiadas obligaciones y un obsesivo sentido del deber, pero más que nada el mayor inconveniente era la inseguridad del propio hombre. Su mayor defecto era ese complejo de estimar sacrificar todo por la seguridad y confort del resto antes que su felicidad. Pero el capitán Fornax era popular por ser un aurigano que nunca se daba por vencido, no dejaría que la otra mitad de su corazón los sacrificara por el confort de su mundo y su familia.