Nostalgia del soberano (Pensamiento 21 nº 9)

No cabe duda de que si comprendemos por soberanía el poder para accionar con autoridad única dentro de un espacio físico delimitado judicialmente, el anhelo de exactamente la misma solo puede comprenderse en clave de melancolia. Pues no es la situacion que en una temporada de irreversible globalización como la nuestra tanto los viejos buenos tiempos del bienestarismo y la solidaridad de clase, añorados por la izquierda, como los de la red social étnicamente homogénea y éticamente organizada, echados en falta por la derecha, tengan el menor viso de regresar a materializarse.
En el presente libro se despliega una refulgente reflexión sobre las razones por las cuales nos hemos ido persuadiendo de que no queda futuro alguno que esperar y, a consecuencia de ello, hemos ido volviendo la mirada hacia pasados totalmente idealizados. Está claro que consiguió aprender entre extensos ámbitos de la ciudadanía lo que el creador llama una "mitologización retrospectiva" en toda regla.
La indecisión donde vivimos, en especial tras la enorme crisis del 2008, no fué solo fuente de perplejidad teorética, sino tiene unos efectos prácticos bien perceptibles. Generó una destacable desconfianza hacia gobiernos y elites por norma general, extendiéndose como una mácula de aceite el temor hacia la deriva que puede tomar la sociedad de la cual formamos parte. Es tal como los viejos principios del liberalismo político (división de poderes, restricción del gobierno habitual, independencia de expresión, etcétera.), que otrora venían socios a una permanente prosperidad en todos y cada uno de los órdenes, pasaron a ser vistos como causantes de parte importante de nuestros males.