Los amigos de Eddie Coyle (Libros del Asteroide nº 85)

En el Boston de finales de los sesenta las ocupaciones de la mafia y los Panteras Negras son 2 de las cuestiones que mucho más preocupan a la policía. Eddie Coyle, un criminal de poca monta con buenas conexiones, se encara a una condena de tres años por contrabando y su única ocasión para eludir la prisión es entregarle a la policía un pez gordito. ¿A quién de los pistoleros, matones y ladrones que conoce delatará? Pero Eddie asimismo debe comer y, mientras que se lo piensa, se transformará en distribuidor de armas para una banda de atracadores.

Considerada por varios como de las mejores novelas negras del pasado siglo, la publicación de Los amigos de Eddie Coyle en 1970 revolucionó el género en EE.UU. Fruto de sus vivencias como fiscal y periodista, Higgins ingresó en la novela el ámbito criminal con el que se encontraba familiarizado y logró ofrecer a sus individuos la voz que realmente tenían en la verdad. Sus diálogos, sus tramas y sus individuos se distancian de los estereotipos que hasta el momento imperaban en el género, dejando atrás las maniqueas distinciones entre buenos y pésimos para adentrarse en los genuinos y complejos grises de los que está llevada a cabo la vida.

«Es un caso singular, una parte magistral y única. Son diálogos inigualables como és, pero que han servido a otros muchos escritores para conseguir un sendero expresivo que marcó la evolución del género y hacen que el lector los recorra con mayor interés que la intriga misma por el hecho de que ellos son la genuina intriga, tan poderosos y absorbentes que uno tiene la sensación de que todos los otros diálogos de las novelas del género que prosiguieron a esta le tienen que pleitesía.»José María Guelbenzu (El País)

«Elmore Leonard aprendió de esta novela, tal como David Mamet y evidentemente Quentin Tarantino, quien vio en el hecho de combinar la crueldad con la comedia de prácticas una virtud narrativa.»Richard Rayner (Los Angeles Times)

«La mejor novela negra que se haya escrito jamás. Provoca que El halcón maltés parezca un juego de pequeños.»Elmore Leonard