Soy la venganza de un hombre muerto

Matar a un hombre es simple, lo realmente enternecedora es hallar matarlo sin matarlo. Ofrecerle muerte en vida. Sepultarlo en su pobreza, sin que deje de respirar, sin que su corazón deje de latir, si bien sea ineficazmente, si bien sea sin un propósito. Abocarlo a una muerte que no le deje mucho más antídoto y promesa que esperar a la desaparición enserio.

Que aguardar un anhelado día en que se cierren sus ojos y no los vuelva a abrir y, al fin, poder fallecer, indudablemente.

Sí.

Fallecer, indudablemente.

¿Quién es Miguel Morera realmente? Guillermo Arganda, inspector de la Brigada de Investigación Criminal que patea los arrabales de la Barcelona inhóspita, malolienta y cerril de 1952, cree saberlo. Comienza una persecución que, por medio de una narración coral, une y desune el destino de estos 2 hombres en un arco narrativo de 40 años, hasta 1991, en la Barcelona preolímpica y de diseño, en el momento en que llega el instante de cambiar cuentas que han sembrado de cadáveres y ruina las vidas de Morera y Arganda y que, ahora, quizás no le importen a absolutamente nadie.