Zazie en el metro

Zazie en el metro fue el enorme éxito que lanzó a Raymond Queneau a la popularidad. La novela fue redactada en un lenguaje plagado de invenciones y giros idiomáticos, que hicieron que el trabajo de traducción fuera un desafío para Ariel Dilon, que sostuvo y respetó las resoluciones del creador.

En torno a la persona que redacta libros siempre y en todo momento debe existir una separación del resto. Es una soledad. Es la soledad del creador, la del redactar. Para comenzar, uno se pregunta qué es ese silencio que lo circunda. Y prácticamente a cada paso que se da en una vivienda y en todo momento del día, bajo todas y cada una de las luces, así sean del exterior o de las lámparas encendidas a lo largo del día. Esta soledad real del cuerpo se transforma en la soledad inviolable del redactar. Jamás charlaba de eso a absolutamente nadie. En aquel periodo de mi primera soledad ahora había descubierto que lo que yo debía realizar era redactar. Raymond Queneau me lo había afirmado. El único principio de Raymond Queneau era este: Redacta, no hagas solamente.

Marguerite Duras

Averca de Raymond Queneau

Raymond Queneau nació en Le Havre, Francia, el 21 de febrero de 1903. Cofundador de OuLiPo, asimismo fue integrante del Instituto de Patafísico y directivo de la Encyclopédie de la Pléiade. En 1932, en un viaje a Grecia, observó las divergencias entre las lenguas habladas y las escritas, visibles en el heleno, pero asimismo en la lengua francesa. Desde 1938, comenzó a ayudar con la editorial Gallimard, donde fue traductor y integrante del comité de lectura. Zazie en el metro, la novela que lo logró mucho más popular, fue publicada en 1959. Ese año, Olivier Hussenot la amoldó al teatro y en 1960 Louis Malle la llevó al cine. En el mes de diciembre de ese año, al lado de François Le Lionnais, creó el Séminaire de littérature expérimentale (Selitex), un conjunto de investigación literaria y científica que más tarde se transformó en OuLiPo. Queneau murió el 25 de octubre de 1976, en París.