De Vidiago a La Montaña: Notas de verano

En este verano extraño que nos fué dado por las situaciones tan destacables en las que la sociedad global se vió sumergido, hemos amado recobrar las crónicas de veraneo por tierras cántabras y asturianas de finales de siglo XIX publicadas por Augustino Vélez Albo. O deberíamos decir mucho más bien Luis Vigil-Escalera (1852-1923), que es así como se llamaba de todos modos el creador de la obra que mostramos. Asturiano de capacitación jurídica, durante su historia publicó crónicas de viajes, estudios jurídicos y críticas literarias en publicaciones como El Nordoeste, El Comercio, La Semana o El Eco Nacional. Su meticulosidad en la presentación de datos cerca de los múltiples temas que trató le llevaron a ser considerado de los mejores autores costumbristas gijoneses.Es exactamente en este contexto en el que se encuadra De Vidiago a La Montaña. Esta obra muestra en forma de epistolario enviado a un tal Manuel su estancia de vacaciones veraniega en distintas localidades de la costa cantábrico-asturiana.La iniciativa que se hace al lector con la reedición de este libro es ser capaces de adentrarnos en la iniciativa de turismo de vacaciones de finales del XIX, y al unísono hallar reactivar de alguna manera lo que piensa una auténtica contemplación del ambiente que nos circunda en el momento en que hacemos turismo.Quizá el creador, prácticamente sin quererlo, ahora nos presentó 2 formas muy dispares de ser turista: la primera caracterizada por la contemplación detallista de un solo sitio, la segunda tan itinerante que cuesta asentarse en el placer de lo que la circunda. Precisamente hemos apostado hoy en dia por la segunda (cuanto mucho más, mejor), pero quizá esta pausa obligada para bastantes pasajeros suponga un punto de cambio.