Una vida prestada

¿Quién fue enserio Vivian Maier, la enorme fotógrafa? ¿Por qué razón jamás deseó enseñar sus fotografías a absolutamente nadie? ¿De qué forma argumentar tanto secreto?

Hacía falta Una vida prestada y el talento de Berta Vias para que esta mujer obscura volviese al fin a la luz y nos contara su crónica.

«Cada autorretrato de Vivian Maier profundiza su misterio en vez de disiparlo. Mira desde tan lejos en esas fotografías como un espectro de ella misma que se pasea de incógnito entre los vivos, con la cámara al cuello.»
Antonio Muñoz Molina, El País

Era alta, de huesos enormes y andares enérgicos, tal y como si la vida le hubiese solicitado una misión y ella fuera a cumplirla sin miramientos. Vestía abrigos extensos, faldas y vestidos que le tapaban las rodillas, sombreros de ala ancha y zapatos cómodos de tacón bajo.

Tenemos la posibilidad de imaginarla caminando por las calles de Novedosa York o Chicago en los añossesenta del pasado siglo y llevando de la mano a unos pequeños por el hecho de que Vivian Maier, la enorme fotógrafa que en este momento recibe el aplauso en todo el mundo de la prensa y del público, a lo largo de toda su historia fue ni mucho más ni menos que una niñera, una mujer sin familia, sin hijos y sin casa propia.

Lo único que siempre y en todo momento sintió muy de el era una máquina fotográfica que la acompañaba a todas y cada una partes, colgada del cuello o oculta en un bolsillo. Fue de esta manera de qué manera robó la sonrisa de unas pequeñas, la mueca ácida de una anciana o su mirada, cargada de cuestiones. Cientos de negativos descansaron a lo largo de un buen tiempo en viejas cajas, y solo tras su muerte alguien comenzó a descubrir al planeta el genio de su trabajo.

Vivian Maier: una mujer enigmática que al fin charla merced a la imaginación y el talento de Berta Vias, que le ha prestado una vida entera.

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«Soy. Eres... ¿Qué has sido? Una espía sin sueldo.Una artista sin público. Una mujer sin hijos. Siempre y en todo momento oculta tras ti misma. No te agradaba verte. No te agradó jamás. Siempre y en todo momento viendo hacia dentro o mucho más allí de tu sombra, si bien, pese a todo, te observabas. No bastante, pues enseguida apretabas el botón, se abría el obturador, y, click, ahí quedaba para toda la vida tu silueta, en el espéculo del agua, en las olas de una cornucopia o en la área despacio y lisa de una esfera de metal, multiplicada hasta el infinito. En todas y cada una partes y en ninguna, pues estabas allí aun sin ser, pues eras sin estar, tal y como si no tuvieses vida, y tu nombre no importaba.»

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Opiniones:
«Una prosa limpia, limpia y muy preciosista que da gusto leer.»
Martín Casariego, La Vanguardia

«Un precioso desafío. Su aproximación, en ocasiones a un espectro, otras a una sombra, toma cuerpo mediante los individuos que rodearon a la fotógrafa, que se hace presente aquí mucho más que en su vida.»
Inés Martín Rodrigo, Antes de CristoCultural

«Con audacia y acierto, Vias Mahou escoge la segunda persona, y eso nos acerca aún mucho más a Vivian Maier, dejando la impresión de que su voz -muy bien modelada- nos llega de manera directa. Tal y como si estuviésemos oyéndola charlar.»
Ana Rodríguez Fischer, Babelia

«Una novela con una lectura feminista bien interesante.»
Benjamín Prado, La Ventana, Cadena Ser

«Berta Vias Mahou logró transcribir la partitura callada de una vida que susurra en la obscuridad con el arte de la novela.»
Jorge F. Hernández, El País

«Una lectura intensa de la que no resulta simple desprenderse.»
Manuel Rodríguez Rivero, Babelia

«Berta Vias consigue en esta novela, dura y exquisita, desgarradora y admirable, que viajemos por el corazón y la cabeza de una autora hercúlea, desprejuiciada y proteica, que encarna el ideal del artista puro.»
Rubén Castillo, Paperblog<