Viaje al país de los blancos

La odisea de un joven que expuso su historia por un futuro mejor.

Mi nombre es Ousman Umar. Sé que nací un martes, no sé de qué mes ni de qué año por el hecho de que en mi tribu eso da igual. Medré en la sabana africana. Andaba siete km para proceder a la escuela. Mi vida era feliz y simple, hasta el momento en que un día, entre juegos, vi un avión volar. Desde ese instante deseé ser conduzco, ingeniero, todo, menos negro. La curiosidad por saber el planeta me empujó a realizar un viaje sin retorno hacia el País de los Blancos.

A los trece años crucé el Sahara caminando, el mar en patera y vi fallecer en el sendero a la mayor parte de mis compañeros de viaje, entre ellos a mi mejor amigo. 4 años tras empezar esa hazaña, conseguí llegar a España y, tras múltiples meses durmiendo en la calle, me acogió una familia. La primera noche que dormí en su casa, más allá de las comodidades y el confort, me puse a plañir como un niño. ¿Por qué razón había sufrido tanto? ¿Por qué razón tanta pelea? ¿Qué había hecho mal?

En este momento, necesito contar esta historia, hasta el momento en que no haya mucho más historias como esta que contar.

Opiniones:
«Un duro viaje de ida y vuelta que migrantes y sociedades de acogida tienen que entender.»
Ana Pastor

«La crónica de Ousman Umar pertence a las mucho más bellas que la radio me permitió comunicar. Sé que varios oyentes estuvieron al filo de las lágrimas. Yo, asimismo. Ahora les aviso que se marchan a emocionar con su crónica.»
Julia Otero

«Ousman era un niño que un día, en su Ghana natal, vio volar un avión. Desde ese momento la curiosidad le empujó a atravesar el Mediterráneo y viajar hasta el País de los Blancos. Esta es su crónica: la crónica de un superviviente.»
Gemma Nierga

«El relato de Ousman comparte con los cientos de migrantes que de año en año se la juegan para llegar a Europa el mal, el temor, la injusticia, el racismo y el padecimiento. Sentimientos ocasionados por ocasiones que narracon una naturalidad asombrosa.»
Antònia Justícia, La Vanguardia