Treinta palabras para la madurez (Serendipity)

¿Siento que procedo maduramente, según mi edad y situación escencial? ¿Respondo con relativa madurez a la estimulación de mi planeta interior y ambiental? ¿Soy modesta pero verdaderamente feliz conmigo, al unísono que establezco relaciones personalizadoras, madurantes? Viejas cuestiones que abren cuestiones siempre y en todo momento recientes.El desarrollo de maduración en sus niveles diferentes, que inauguramos con nuestro nacimiento, pasa por crisis que es requisito estudiar a conducir. La madurez, tan bien difícil de acotar psicológicamente, la intuimos o comprobamos en nosotros o en el resto y de ella es dependiente, adjuntado con otros componentes, la calidad humana de nuestra vida.Asistir al sicólogo debe ver no solo con crisis agudas, sino más bien con el desarrollo personal, más que nada en encrucijadas existenciales. El campo familiar, de pareja, laboral, popular, nos ofrece datos que tienen la posibilidad de alumbrar la certeza de nuestro desarrollo de maduración como urgente y profunda labor personal y grupal.Este libro, nacido de la escucha psicoterapéutica, del contacto humano con una enorme variedad de personas y etnias y enriquecido con puntos de vista de amigos y compañeros, trata de alumbrar el sendero de maduración y enfrentar el reto de la madurez. Se transforma de este modo en un instrumento de trabajo para personas y conjuntos que procuran humanizar su historia, la vida, uniendo la experiencia y la palabra.