Todo mi otoño: Parte 2 (Una estación contigo nº 4)

Sean Donaldson tiene un gemelo que no podría ser mucho más diferente a él, una vida donde no faltan chicas y su puesto como titular en el equipo de fútbol de la facultad de California. Mucha diversión y escasas adversidades. Hasta el momento en que una ignota se cuela en su piso y se atrinchera en su dormitorio huyendo de quién sabe qué.
Desde ese instante, la chavala hace aparición y desaparece a su antojo, metiéndole en un embrollo diferente toda vez que se muestra por sorpresa.
De a poco, sin que solamente se dé cuenta de esto, la curiosidad por conocer quién es y por qué razón se expone tan sortea despertará otra clase de sentimientos en él. Mientras que ella pelea por sostener una de sus escasas reglas, la de no arrimarse bastante a absolutamente nadie, Sean deberá elegir si, aparte de dejar que se cuele en su apartamento, dejará que lo lleve a cabo en su corazón.
Entablar distancia es a veces solo una manera de protegerse, una amistad el prólogo de algo considerablemente más profundo, y el cariño la evidencia de que, en ocasiones, el destino nos ordena a perderlo todo en solo un segundo.