Terrorismo y deporte

El atentado ocurrido a lo largo de los Juegos Olímpicos de Múnich en el año 1972 terminó de manera traumática con la inocencia del deporte y puso de manifiesto que un ataque a un enorme acontecimiento deportivo daba la visibilidad en todo el mundo que cualquier agrupación terrorista quiere para su causa. Desde ese momento, decenas y decenas de asaltos se han producido a lo largo de el lapso de disputas de interés mundial, transformando el deporte en un rehén mucho más del terrorismo. Atlanta’96, la Eurocopa de Fútbol de Inglaterra, la semifinal de la Champions League de 2002, la maratón de Boston en 2013… son solo varios de los blancos y niveles que fueron propósito de atentados terroristas a lo largo del último medio siglo. Carlos Igualada examina los objetivos y el encontronazo de todos estos asaltos y asimismo la influencia que tuvo del 11-S en las cuestiones de inseguridad de estos macroeventos para acabar que el deporte no solo representa una interesante diana para los que siembran el terror, sino más bien asimismo una herramienta primordial para impedir el radicalismo violento.