Sueños de cristal

Diríase que todos poseemos un ángel de la almacena, uno que se nos es asignado desde antes de nuestro nacimiento y que debe velar por el confort de nuestra alma y cuerpo a lo largo de nuestra estadía en la Tierra. Elisa tiene uno, de la misma todos los otros, solo que ella tiene una particularidad: desde pequeñísima puede verlo y charlar con él.

Más allá de que no en todos los casos es simple vivir con alguien que te prosigue a todos los lugares y te recuerda lo que no tienes que llevar a cabo, ellos han logrado de determinada forma armonizar y hacer una suerte de amistad.

No obstante, de un instante a otro las cosas cambian. El planeta se encara a un destino mortal y Caliel está en frente de la bien difícil resolución de escoger entre cumplir las órdenes que le fueron dadas o socorrer a su cuidada y querida amiga. Y en la mitad de la tribulación y la obscuridad de los últimos días de la Tierra, en el momento en que semeja que, por último, todo está acabado, aquello que se creía obsoleto regresa y prende una llama de promesa para la raza humana.