Suave es la noche

"Despacio es la noche es perfecto para revisar que una gran parte de las novelas que nos agradan terminan mal. En ellas, algo de repente se acaba, se apaga. A lo largo de todo el libro hubo vida, aventuras, gentes que no se conocían y que se han cruzado… Pero entonces de pronto todo se detiene, es el objetivo, no hay continuación, alguien muere o desaparece, y sentimos un absoluto vacío, se interrumpió nuestra relación con el héroe."
Enrique Vila-Matas, El País

Garantizamos una exclusiva traducción de Despacio es la noche, la novela mucho más humana y complicada de Fitzgerald, y asimismo la mucho más cercana al público lector, ya que trata de las cuestiones vitales de la vida. En ella se cuenta la narración de Dick y Nicole Diver, un joven matrimonio estadounidense, en el ampuloso ámbito de la Riviera francesa, epicentro del encanto de los locos años veinte. Esos que tratan a la pareja, maravillados por su encanto, tratan de proseguir sus pasos, impresionados por el halo de satisfacción y modernidad que irradia. Dick Diver es un refulgente psiquiatra que se casa con su tolerante, Nicole, una rica y interesante joven. De repente, Dick se ve atrapado en una dificultosa relación con su mujer, y conoce a Rosemary, una actriz mucho más joven que él, de la que se conquista, transformándola en su apasionado. No obstante, Dick no puede eludir el ocaso de ese primer encanto con el que relucía. Desde entonces su historia se precipitará por una pendiente marcada de pequeñas miserias que salpican tanto a sus relaciones personales como al amor.

Fitzgerald recreó en Despacio es la noche las amargas vivencias que le depararon los ocho años que tardó en escribirla. El internamiento de su mujer Zelda en un siquiátrico y el descenso a los avernos de la que por entonces era la pareja de tendencia, que lo había tenido todo para ser feliz, aceleraron sus ansias de autodestrucción. Por medio de su personaje Dick Diver procura entender los inconvenientes de la vida: la intromisión de una apasionado en un matrimonio de renombre, sus destructoras relaciones con el dinero y el alcohol y la búsqueda irrealizable de un equilibrio sensible. Para Fitzgerald, cuando se traspasa la línea que divide la lucidez de la disparidad, puede ocurrir cualquier cosa, aun que los papeles se intercambien y la estabilidad concluya en “la pura bancarrota sensible”. En expresiones de Zelda Fitzgerald, Despacio es la noche es “un retrato de opulencia destructora y también idealismo malogrado”.