Sin que él sepa cómo: Crecer en libertad

En las expresiones agarradas en el título de este libro (cfr. Mc 4, 27), el Señor nos hace ver que la semilla de la vida cristiana que Él mismo ha sembrado en nuestras ánimas, medra y se lleva a cabo alén de lo que nosotros somos capaces de sentir. Naturalmente, esto no pasa contra nuestra independencia o ajeno de nuestra independencia, sino más bien exactamente desde ella. La acción de Dios debe ser secundada libremente, pero los efectos de esa actuación libre son considerablemente más profundos de lo que todos nosotros podría generar o aun aguardar. La felicidad convierte al hombre en Cristo, “sin que él sepa de qué forma”, pero no sin su cooperación libre.