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Todos padecemos síntomas en algún momento. En el momento en que sentimos mal, cansancio, picor o ardor de estómago, echamos mano de nuestro conocimiento y del botiquín familiar. Pensamos que puede ser gracias a un fundamento o a otro. Tomamos el fármaco y, si el síntoma desaparece, no le ofrecemos mayor relevancia.
En otras ocasiones, los expertos van a poner un nombre al padecimiento, si bien reconozcan su incapacidad para cerrar el origen y la causa de los síntomas, y asimismo la incapacidad para devolver la salud. Un porcentaje alto de pacientes no va a tener siquiera este consuelo de tener un nombre para su padecimiento y recaerá sobre ellos la sospecha del origen imaginario o en el peor caso, fingido, del padecimiento.
De todos modos, una gran parte de los síntomas clasificados como explicados médicamente, con un diagnóstico en fachada acertado por tener una etiqueta admitida (jaqueca, fibromialgia, artrosis), no solo no están explicados desde la visión de la medicina, sino la explicación iniciativa es cuestionable desde la biología, por ser errónea o pues se suprimen causantes escenciales.
Hablamos de un capítulo riguroso y vergonzante de la medicina, el de los «síntomas sin explicación médica». Jamás tanta gente se sintió tan mal atendida y entendida tras peregrinar por consultas habituales y elecciones. La explicación, como semeja, no está en la medicina, pero es posible que consigamos respuestas válidas desde la biología, a la luz de nuevos entendimientos.
El libro trata de situarle apropiadamente en el planeta de los síntomas, las etiquetas diagnósticas y las terapias, desde una óptica diferente, la biológica. Deje que le pique la curiosidad por saber mejor, de modo simple, la gran dificultad de lo que pasa dentro del organismo. Este conocimiento le resguardará del riesgo de engrosar las voluminosas listas de los que sufren «síntomas sin explicación médica» —o con una explicación, por lo menos, cuestionable—.
Si no sufre síntomas, o si los sufre y considera que los tiene controlados, este libro puede aportarle conocimiento sobre su origen biológico, de qué forma se generan, qué es lo que significan. Si es un profesional y debe ofrecer todos y cada uno de los días una explicación a los síntomas de sus pacientes, en el momento en que todas y cada una de las pruebas son normales y no sabe qué decirles, el libro le proporciona la posibilidad de entender lo que usted tampoco se enseña.
Se puede estar enfermo sin síntomas
En otras ocasiones, los expertos van a poner un nombre al padecimiento, si bien reconozcan su incapacidad para cerrar el origen y la causa de los síntomas, y asimismo la incapacidad para devolver la salud. Un porcentaje alto de pacientes no va a tener siquiera este consuelo de tener un nombre para su padecimiento y recaerá sobre ellos la sospecha del origen imaginario o en el peor caso, fingido, del padecimiento.
De todos modos, una gran parte de los síntomas clasificados como explicados médicamente, con un diagnóstico en fachada acertado por tener una etiqueta admitida (jaqueca, fibromialgia, artrosis), no solo no están explicados desde la visión de la medicina, sino la explicación iniciativa es cuestionable desde la biología, por ser errónea o pues se suprimen causantes escenciales.
Hablamos de un capítulo riguroso y vergonzante de la medicina, el de los «síntomas sin explicación médica». Jamás tanta gente se sintió tan mal atendida y entendida tras peregrinar por consultas habituales y elecciones. La explicación, como semeja, no está en la medicina, pero es posible que consigamos respuestas válidas desde la biología, a la luz de nuevos entendimientos.
El libro trata de situarle apropiadamente en el planeta de los síntomas, las etiquetas diagnósticas y las terapias, desde una óptica diferente, la biológica. Deje que le pique la curiosidad por saber mejor, de modo simple, la gran dificultad de lo que pasa dentro del organismo. Este conocimiento le resguardará del riesgo de engrosar las voluminosas listas de los que sufren «síntomas sin explicación médica» —o con una explicación, por lo menos, cuestionable—.
Si no sufre síntomas, o si los sufre y considera que los tiene controlados, este libro puede aportarle conocimiento sobre su origen biológico, de qué forma se generan, qué es lo que significan. Si es un profesional y debe ofrecer todos y cada uno de los días una explicación a los síntomas de sus pacientes, en el momento en que todas y cada una de las pruebas son normales y no sabe qué decirles, el libro le proporciona la posibilidad de entender lo que usted tampoco se enseña.
Se puede estar enfermo sin síntomas
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