Sabiduría para alcanzar lo Eterno: Las claves de la enseñanza de Nisargadatta Maharaj

Aquel hombre, de mirada penetrante y ropajes económicos, vendía cigarros para ganarse la vida. Vivía en un humilde vecindario de Bombay. Nada hacia presagiar que, en el altillo de su casa, ese hombre impartiera una enseñanza suprema. Ciertos extraños asistían a escucharle, solo esos apasionados en escudriñar los secretos de la presencia. Le llamaban Nisargadatta Maharaj.
A fácil vista parecía un hombre habitual, como el resto de sus vecinos. Pero de nuevo las apariencias engañaban. El exitación o el mal, el gozo o la pobreza, nada podía alcanzarle. Había penetrado lo Absoluto, lo Innacido, aquello que no posee comienzo ni final, que siempre y en todo momento está presente y es testigo de todo.
Había descuidado lo falso, y por el momento no quedaba en él la mucho más suave afectación por lo mundano.
Su legado está presente, su enseñanza predisposición de alguno. La llave a la eternidad, el objetivo de los inconvenientes y miserias de la vida. Solo unos pocos seleccionados, sedientos de lo Trascendente, se pararán a tomar en su fuente. El resto, ebrios por los bienestares de la vida mientras que aplastados por sus miserias, van a pasar de largo.