Rock Therapy (Chik lit)

            Elizabeth Harvey tiene la vida resuelta. Vive en un espacio relajado de Los Ángeles, tiene un trabajo que adora al lado de su madre adoptiva, y consiguió que la industria de la música se olvide de que en algún momento existió: la que una vez fuera la pequeña mucho más mimada del rock desapareció con su apellido, y su padre quedó sepultado en el olvido adjuntado con su cadáver.

O eso creía ella.

            En este momento, dieciséis años después, Elizabeth se va a ver obligada a confrontar al único cliente que la va a hacer rencontrarse con su pasado, y no va a tener escapatoria.

            Dylan Reeves está arruinado: huyendo de su pasado mientras que vive de da un giro en da un giro y siendo la marioneta de un enorme sello discográfico. Su mejor amigo lo detesta, su familia hace un tiempo que le dio la espalda y sus vicios son su único consuelo.

            Y recientemente ni eso está andando.

            Tras tres sobredosis consecutivas, la discográfica le ten en cuenta que no es mucho más que una cara bonita en una banda alguno. El artista de Kill Me On Saturday se va a ver obligado a ingresar en desintoxicación y iniciar terapia si no desea que su historia se tuerza aún mucho más.

            Ninguno de los 2 desea estar ahí: ella pues escapa de la figura del rockero de tendencia. Él pues no piensa contarle a absolutamente nadie la realidad. Pero nada de lo que ellos deseen importa, por el hecho de que la discográfica tiene proyectos mucho más esenciales: la da un giro > está a puntito de iniciar y Dylan se ve obligado a dejar el desarrollo de desintoxicación para regresar al trabajo… con una condición. Elizabeth Harvey debe acompañarlo. La chavala tiene una cara que le resulta familiar, una inclinación a mirarlo sobre el hombro y un misterio que Dylan se muere por conocer.

            Afortunadamente para él, sus necesidades son escuchadas.    

            Lamentablemente para ella, tiene una reputación que sostener.