El restaurante del fin del mundo (Compactos nº 472)

Armados de la Guía del autoestopista galáctico, los personajes principales del libro mucho más entretenido que se recuerda prosiguen sus descabelladas aventuras. En esta segunda distribución se combaten a una tetera automática de la que mana un líquido asqueroso, al mundo culpado pues sus pobladores tienen mucho más zapaterías de la cuenta, a un transporte espacial cuyos usuarios llevan novecientos años aguardando que la nave arranque, y después al Lugar de comidas del fin de todo el mundo, ubicado en el instante del tiempo en el que el cosmos llega a su clamoroso final: un inusitado número de cabaret. No acaba ahí su odisea, por el hecho de que ahora viven otra aventura que les revelará el auténtico origen de la clase humana: una pandilla de ejecutivos de poca monta que fueron expulsados de su mundo por indeseables. «De las mejores novelas de humor puro de los últimos tiempos» (Antonio Saura Medrano). «Las ocasiones mucho más amenas y absrudas se suceden a un ritmo vibrante. El espacio es una celebración» (Jorge Berlanga).