¿Quién soy yo para juzgar?

"El Evangelio nos anima a ser humildes y a no apuntar con los dedos a el resto para juzgarlos, mas bien debemos aproximarnos a ellos y jamás creernos superiores".

Con estas expresiones, el Papa Francisco empezó el Sínodo sobre la Familia, dando la posibilidad, lo que para los líderes de la iglesia era impensable, en invitar a la gente a poner en práctica la eseñanza explícita de Jesús: "No juzgues a fin de que no seas juzgado. Pues con la medida con que midais, vas a ser medido"

La sexualidad, las uniones entre personas del mismo sexo, los métodos anticonceptivos, la unión libre, la independencia religiosa, ecología, finanzas, novedosas maneras de pobreza y exclavitud, son temas que requieren la independencia de conciencia y la doctrina cristiana por igual. Él se dirige tanto al nivel humano como el espiritual, comentando tanto a fieles como a no fieles, provocando un enfrentamiento dentro y fuera de la iglesia.

El endurecimiento de un corazón que evalúa - algo que el Papa Francisco llama "esclerocardia" - es la consecuencia de que me encierro en si mismo - con una actidud egoista, asilada, cercada de tradiciones obsoletas que pisotean la dignidad humana.

Un corazón de piedra debe transformarse en un corazón de carne, y para el Papa Francisco es solo dejar que las expresiones del Evangelio penetren en nuestro recio espíritu, hasta el momento en que lo tengamos la posibilidad transformar en uno palplitante y compasivo.