Lo que tengo para ti (III) (Lo que me queda de ti nº 3)

Comentan que somos resultado de nuestras vivencias, si bien en ocasiones esas vivencias no son las mejores. La vida puede poner muchas adversidades en el sendero, ocasiones capaces de cambiar nuestra visión sobre todo cuanto tenemos en cuenta certero.
Carolina Altamirano debió confrontar a una vida llena de vacíos, a una vida de soledad, de abandono y de castigo. Ella halló la manera de salir adelante, si bien no en todos los casos sus selecciones fueron las adecuadas. Su crónica, cargada de enfrentamientos, la llevó a cometer enormes fallos y a tomar pésimas resoluciones, aun en el momento en que pensó estar realizando lo preciso.
A Carolina siempre y en todo momento le tocó perder, pero en el momento en que pensó que por el momento no había salidas la vida le dio una revancha que ella supo ver. Entonces, en búsqueda del perdón, descubrió que, en ocasiones, las ocasiones llegan disfrazadas de ocasiones que no nos complacen, que la vida es una escuela donde aprendemos a partir de prueba y fallo.