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Evaluar un delito es la etapa final de un desarrollo que supone investigar y buscar pruebas. Dirigir bien la justicia significa, ya que, efectuar adecuadamente la investigación del delito: determinar si la acción es delictiva, saber si su creador es responsable, buscar pruebas y llevar a cabo un análisis ecuánime de exactamente las mismas. Las pruebas tienen la posibilidad de ser parcialmente objetivas y tener, por ende, un menor margen de fallo: entre ellas tenemos la posibilidad de integrar las aportadas por la Medicina Forense, la Policía Científica y especialistas científicos como arquitectos, ingenieros, físicos, etcétera. No obstante, no en todos los casos hay estas pruebas objetivas, o son deficientes, y hay que evaluar basándose en los testimonios de presentes que se basan en la fragilidad de la percepción y memoria del humano, o en su conveniencia. Para investigar todo este desarrollo de la investigación del delito y ayudar a una mejor administración de la justicia y a un mejor comprensión de la dificultad de la investigación de la acción delictiva, se reúnen en este libro las aportaciones de especialistas en Derecho Penal, Medicina Forense, Policía Científica y Psicología Jurídica, dando como resultado una visión multidisciplinar primordial, indispensable y poco común en nuestro ambiente.
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