LA PRIMERA TRINCHERA ANTE EL COVID: LA ATENCIÓN PRIMARIA LA CENICIENTA DE LA SANIDAD CLÍNICA

Aprendí con Viktor Frankl y su “El hombre en pos de sentido” que redactar contribuye a sobrepasar los instantes mucho más bien difíciles a los que toca confrontar en la vida, el covid ha revolcado nuestra vida sin el extremismo del holocausto, pero con la intensidad de lo personal. La desaparición de un hijo de mala forma se puede digerir, con el “Paula” de Isabel Allende entendí lo que puede asistir la escritura en el trance. “La desaparición de Iván Ilich” me encaró con la sin limites soledad del que muere solo.
El covid avivó mis espectros, estremeció mi corazón por instantes, dejó en carne viva mis sentimientos mejor entoldados y a mi salve, como en tantas ocasiones, asistió la escritura. Como otros confiesan sus cuitas al oído del amigo o del confesor yo lo hago al sonido de la tecla presionada con tiernicidad o desesperación.
Por ello comencé a redactar estas páginas deslavazadas. En ellas se escurrían mis miedos, el mal que me traían y yo mal digería, la frustración de no localizar la palabra correcta, el ademán confortante…
Como siempre y en todo momento mis enfermos, los enfermos, me enseñaron, aprendí de mis compañeros y arrimando hombros, soportamos juntos el revolcón de la tormenta liberada. El virus ninja, el covid seals, el miura que corneaba a los mucho más débiles y a los otros… lo devastó todo. Y nosotros aguantamos el lance, tratando, en ocasiones, no perder la cara ni la sonrisa. El humor siempre y en todo momento asistencia.
Asimismo, creo, no debemos olvidar lo vivido. La proximidad a la experiencia normaliza los hechos y perdemos de vista la intensidad de lo sucedido. Dejarme un momento de orgullo, orgullo de formar parte a esta familia, la sanitaria que dió una contestación bella de sacrificio y deber, adaptándose a todas y cada una de las agresiones las virales y las otras.… Lo que yo aguardaría de los sanitarios.