Pompeya: Año 79 d.C. Faltan 48 horas para la catástrofe

Año 79 d.C. Faltan 48 horas para la catástrofe.

Un relato histórico y de intriga pensado a lo largo de la trágica erupción del Vesubio.

Una agobiante semana a fines de agosto del año 79 d.C. ¿Qué mejor rincón para pasar los últimos días del verano que la bahía de Nápoles?

Durante toda la costa, los ciudadanos mucho más ricos del imperio se relajan en sus suntuosas villas, la flota mucho más vigorosa de todo el mundo descansa pacíficamente fondeada en Miseno y los visitantes gastan su dinero en las localidades de Herculano y Pompeya.

Solo un hombre semeja preocupado. El ingeniero Marco Atilio Primo termina de hacerse cargo del Aqua Augusta, el gran acueducto que provee agua bebible al cuarto de millón de pobladores de las nueve ciudades de la bahía de Nápoles, y por vez primera ya hace generaciones, los manantiales se están secando. Su precursor ha desaparecido y hay un inconveniente en algún punto de los noventa km de la conducción rincipal, al norte de Pompeya. Precisamente en las faldas del Vesubio.

Atilio responsable, respetable, práctico, incorruptible afirma a Plinio, comandante de la flota imperial y popular erudito, que puede arreglar el acueducto antes que los depósitos de reserva se queden sin agua. Pero mientras que se dirige hacia el Vesubio, se dispone a conocer que hay fuerzas que ni el imperio mucho más grande de todo el mundo puede supervisar...

Reseña:
«Una obra de ficción en un contexto de despacio secreto y de hechos históricos, firmemente trenzados.»
El Periódico