Vida pitagórica. Protréptico. (Biblioteca Clásica Gredos nº 314)

El pensador neoplatónico Jámblico, adepto de opiniones esotéricas, expuso los argumentos religiosos tácitos en la filosofía pitagórica y bosquejó una biografía del nubloso principal creador de esta escuela.
El pensador neoplatónico sirio Jámblico, que vivió entre los siglos III y IV d.C., tuvo como interés particular la magia. A causa de sus diferencias con su profesor Porfirio, el acólito, editor y biógrafo de Plotino, creó y dirigió su escuela en Siria (primero en Apamea, después en Dafne). A su muerte, le sucedió en la dirección de la escuela su acólito, Sópatro de Apamea, el que creó después una escuela en Constantinopla y fue culpado a muerte por entrenar la magia. Jámblico aportó a la escuela neoplatónica la práctica de la teurgia, magia divina y beneficiosa, que deja ingresar en comunicación con nuestro yo divino y con los altos seres espirituales, para lo que se necesita una riguroso pureza de vida y profundo conocimiento esotérico. De sus escritos quedan múltiples unas partes de un riguroso estudio sobre la filosofía de Pitágoras, una Exhortación a la Filosofía y la defensa de un ritual mágico, De mysteriis, que tiene dentro abundante información sobre las supercherías en el siglo IV. Lo mucho más importante de sus proyectos preservadas es la intención de relacionar las doctrinas pitagórica y platónica con la tradición filosófica egipcia, tal como el intento de armonizar a Platón y Aristóteles, y el interés por la sabiduría caldea.
Una sección fundamental de la obra de nuestro pensador estuvo encargada de comentar la filosofía pitagórica, bajo el título de “Compilación de doctrinas pitagóricas”, grupo de diez tratados de los que se preservan 4: “Vida pitagórica”, “Protréptico”, “Ciencia común matemática” y la “Introducción a la matemática de Nicómaco”. Huelga decir que Pitágoras era un personaje mucho más mítico que histórico en tiempos de Jámblico, una figura que habían ido modelando con el pasar de los años los pensadores de las corrientes pitagórica y neopitagórica (paradójicamente, cuanto mucho más nos distanciamos en el tiempo de Pitágoras, mucho más novedades contamos, y al contrario).
El volumen se completa con una exhortación a la práctica de la filosofía, donde Jámblico muestra los pasos iniciales que tienen que continuar la gente que deseen adentrarse en el pensamiento profundo.