Los años de peregrinación del chico sin color (Andanzas)

En el momento en que Tsukuru Tazaki era joven, le agradaba sentarse sobre las estaciones a conocer pasar los trenes. En este momento, con treinta y seis años, es un ingeniero que diseña y crea estaciones de ferrocarril, pero en el fondo no dejó de ver pasar los trenes. Transporta una vida holgada, apacible, quizás bastante solitaria. En el momento en que conoce a Sara, algo se revuelve en lo mucho más profundo de su ser. Y revive, particularmente, un episodio de su juventud: dieciséis años atrás, en el momento en que iba a la facultad, el que había sido su conjunto de amigos desde la adolescencia cortó, sin ofrecer explicaciones, toda relación con él. De este modo comenzó la peor temporada de su historia, hasta el punto de que acarició la iniciativa del suicidio. ¿Ha acabado esa temporada? ¿Posiblemente aquello le marcara mucho más de lo que él cree? Tsukuru escoge entonces ir en pos de todos los integrantes del conjunto para saber la realidad. Con la parte de Liszt llamada Los años de peregrinación como leit-motif, empezará esa búsqueda, que le va a llevar a sitios tan dispares como la localidad de Nagoya o Finlandia, o tan reservados como ciertos sentimientos. Claramente, a Tsukuru le llegó la hora de subirse a un tren.