La paz perpetua: Octava edición (Clásicos – Clásicos del Pensamiento)

El ensayo filosófico La paz perpetua, anunciado por Kant en 1795, poco tras la paz de Basilea entre Francia y Prusia, esboza un orden de paz persistente entre los Estados que se muestra, además, como la misión final de la historia humana. Desde esta misión final de la paz perpetua se enseña asimismo la necesidad de una constitución republicana en todos y cada Estado, precisa, por su parte, para el avance en plenitud de las disposiciones naturales antagónicas del hombre (su insociable sociabilidad). La instauración de la paz perpetua cuenta, por consiguiente, con la garantía última que da nuestra naturaleza humana al emplear el antagonismo como una argucia hacia la concordia. Más allá de que esta garantía no basta para vaticinar un futuro de paz, sí lo es para obligar a los hombres a trabajar en la consecución de ese anhelado fin.
La paz persistente entre los Estados se revela, por consiguiente, como el corolario importante de la conjunción de los principios de la política interna y de la política exterior.
Este pequeño ensayo remite siempre a otras proyectos de Kant, precedentes y siguientes a 1795, en las que lleva a cabo mucho más detalladamente su filosofía de la Historia, tal como su concepción del Estado y del Derecho.