La paciencia de la araña (Comisario Montalbano 12)

Decimosegunda distribución de las aventuras del comisario Montalbano.

Una historia de un delito tenuemente perpetrado desde el odio, capaz de hilar una telaraña de la que resulta irrealizable huír.

En esta decimosegunda distribución de la serie, Salvo Montalbano está postrado en la cama, convaleciente de las lesiones recibidas en su último caso. El comisario se siente raro, el peso de los años lo abruma y una melancolía desgarradora lo transporta a cuestionarse cuál es el sentido último de la justicia y la «ley», a la que él ha dedicado toda su trayectoria.

En tal estado está Montalbano en el momento en que se le comunica del secuestro de la joven Susanna Mistretta, y más allá de que las pesquisas son tema del comisario Minutolo, algo le hace saltar de la cama. Quizá sea la necesidad de probarse a sí mismo que aún guarda su aptitud de reacción, o quizás las inusuales situaciones del secuestro, ya que la familia de la joven había perdido su fortuna años atrás de manera inmediata y enigmática. En el final, los dos fundamentos resultan vitales, ya que ese nuevo distanciamiento, ese escepticismo, es lo que va a llevar al comisario a estimar puntos de la investigación que algún otro pasaría por prominente. En ese contexto tan nuevo como bien difícil de absorber, la resolución del caso va a poner a prueba sus reales valores, sus temores y sus opiniones.

La paciencia de la araña es una inusual novela negra sin derramamiento de sangre y sin castigo para los responsables. La trágica destrucción de una vida, sentenciada a consumirse poco a poco en el horrible mal del desengaño y la traición, inspirará una venganza tenuemente perpetrada, como una enorme telaraña de la que resulta irrealizable huír. Y más allá de que la tristeza semeja no estimar dejar a Montalbano, el corto y violento aguacero que cierra esta historia quizá sea un símbolo deesperanza de nuevos tiempos, mucho más claros y lumínicos.