Oceanografía

Este no es un libro de pensamiento, sino más bien de entendimiento. Pues de todos modos es eso. Quienes deseen buscar en sus páginas dialéctica, demostración o disputa, se van a llevar una desilusión. En el momento en que se escribieron las páginas que prosiguen, no me interesaba el pensamiento exactamente, sino más bien la entendimiento. La que es, como alguno puede constatar, completamente diferente del «pensamiento». Tenemos la posibilidad de meditar bastante y bien y, sin embargo, no comprender nada. La diferencia fundamental entre la juventud y la vejez es que la primera ejerce el pensamiento al paso que a la otra le corresponde la entendimiento.

Una cosecha muy asombroso y rica está aguardando al estudioso de esta oceanografía del alma moderna. Espoleados por no sé qué exagerado afán, todos nos arrojamos de forma directa a las honduras, a las ubicaciones del fermento original y de las refutaciones para transcribir un tanto mejor la vida psíquica. No es menester bajar tanto. Los enormes misterios los podemos encontrar en la área, a plena luz y plena simplicidad.

Ese intento de investigar la vida diaria del alma, de solucionar nuevamente con seriedad los inconvenientes fáciles (a los que absolutamente nadie toma en cuenta así sea pues son muchos enormes o bastante fáciles) la llamo oceanografía.