No voy a mentir: Y otras mentiras que dices cuando cumples 50 años

George Lopez termina de cumplir medio siglo y comenzó a reiniciar su historia. Recién soltero y listo para gozarla, George se encontraba feliz de cumplir cincuenta. Sería una exclusiva etapa muy bienvenida en su historia, y la posibilidad para decir adiós a una década que incluyó un trasplante de riñón y un divorcio. Pero en el momento en que miró a su alrededor en una cuarta parte lleno de sus amigos de la niñez, todos reunidos ahí para festejar su cumpleaños, varios en este momento pelados o con sobrepeso, de pronto se percató de que se encontraba viejo.

¿Qué había pasado? Y más esencial, ¿qué iba a llevar a cabo sobre esto? George aprendió por las malas que en el momento en que se cumple cincuenta, todo cambia. Te desgarras un músculo mientras que duermes. Evitas los espéculos a como dé rincón y siempre y en todo momento, siempre y en todo momento, empleas una bata. Debes llevar a cabo una cita para tener sexo. Debes teñirte el pelo y obtener una bañera con puerta.

Conforme George aprende a gozar de la vida tras los cincuenta, invita a los que leen a su planeta, distribuyendo los avatares de envejecer, desde su relación con una mujer considerablemente más joven a una extraña sesión con una psíquica de mascotas, a un viaje tras bambalinas a lo largo de sus tumultuosos un par de años en Lopez Tonight, hasta una observación íntima a su tierra sagrada, el campo de golf, y, por vez primera, revela con enternecedores datos la crónica de la guerra por su historia contra una patología renal.

No voy a engañar va a hacer que te rías de ti, llores y mires el hecho de cumplir cincuenta de una manera que jamás habrías soñado: por medio de los ojos de George Lopez.