Músico etéreo

Alayna vive como una reclusa en el bosque de secuoyas colosales lejos de miradas indiscretas. En el momento en que los intrusos penetran en su casa con la intención de hurtarle y usarla, un hombre de vívidos ojos verdes se transforma en su inesperado salvador.


En el momento en que se ven, sus sitios están sellados. Ben y Alayna tienen el género de atracción que huele a orden celestial. Alayna se da cuenta de lo que es Ben verdaderamente , pero es bastante joven para conocerse a sí mismo. Ella lo manda a conocer su destino, aguardando su regreso.


Su atracción, no obstante, es tan visceral y trascendente que Ben vuelve constantemente, y cada vez le resulta mucho más bien difícil dejar a la única mujer que ha encendido su alma. Alayna asimismo lo siente, por el hecho de que Ben tiene un beso con la capacidad de romper mundos.


Sus ojos verdes son una grandiosidad etérea en la mitad de las secuoyas, alumbrando el sendero a fin de que el cariño, la música, los sueños y el destino marquen sus vidas, pero tal conexión tiene un precio.