Sobre la muerte de los perseguidores (Biblioteca Clásica Gredos nº 46)

Lactancio deja aquí el tono mesurado y argumentativo de las Instituciones divinas para adoptar una actitud vehemente en el relato del castigo divino a los emperadores que se ensañaron con los cristianos.
Si Lactancio (245-325 d.C.) justifica en su obra primordial, Instituciones divinas, el apelativo de «Cicerón católico» y se actúa por principios racionales para argumentar con tranquilidad y trasmitir el mensaje católico a la razón del lector con un tono mucho más persuasivo que polémico, en Sobre la desaparición de los perseguidores adopta una actitud beligerante, de ataque y asedio contra los contrincantes del cristianismo. Lactancio quiere probar la justicia vengadora de Dios, puesta de manifiesto en la fortuna horrible que han corrido los emperadores perseguidores de los cristianos. Relata la crónica de un tiempo y de unos hechos sobre los que, de otra forma, no poseeríamos muchos datos. Esta descripción de hechos horribles cobra un particular interés por el hecho de estar redactada por un testigo, en tanto que la mayor parte de las muertes de emperadores consignadas se causó en su temporada.