Mí Viaje a Kamtchatka

La iniciativa de este viaje a mis 45 años inició por meditar hacerme un coche obsequio único y también inolvidable.
Pensando en eso, me inclinaba por un viaje a la naturaleza, que implicase acampar, esfuerzo físico profundo y aventura. Una noche veía un reportaje sobre naturaleza de una famosa compañía, mentaron Kamtchatka como un área impresionante llena de naturaleza y volcanes. Por lo lejano, el numero de visitantes es escasísimo y solo en verano se autorizan los viajes. Comencé a investigar esa opción.
EL tour de esa compañía esencialmente era para personas de mayor edad, yo deseaba hacerlo, pero con personas que tuviesen mayor aptitud física y poder comprender sitios recónditos y de bien difícil ingreso.
Como no manejo realmente bien el ingles y menos el ruso, me valí de google plus para investigar y hallé una compañía familiar en la pequeña red social de Petrovavlosk en la Península de Kamtchatka, que hacía los recorridos a un número con limite de personas por la logística que supone, conque a ciegas, traduciendo lo que ellos me mandaban, llene todos y cada uno de los formularios, efectué los gestiones de visa, certifiqué mí condición física y en el final puesto que me admitieron, contraté la expedición a ellos como locales y por mí cuenta los vuelos.
Verdaderamente jamás tuve la seguridad que no fuesen a estafarme, pero me arriesgué, viajé de Mérida Yucatán a Cuba, Moscú y en el final la impresionante Península de Kamtchatka.
Por la lejanía del rincón y lo poco comunicado, deje tres noches anteriores libres en Moscú y 2 en Petrovavlosk antes de la fecha de salida, 2 noches mas en el final ahí mismo y 4 noches mucho más en Moscú. Esto me dejó saber Rusia de otra forma, me adentré en sus pueblos, en sus zonas rurales, conocí aun los efectos de sus enormes guerras, conviví con los pobladores y son de lo mas afables.
En este pequeño resumen voy a tratar de contarles unas partes de mí viaje a Kamtchatka que me dejaron algo particular, existen algunos contenidos escritos auxiliares, pero me los quede para mí.
Dr. Marcelo González Rodríguez.