Mi Princesita, mi Muñequita, mi Niña. Mi MADRE

La necesidad de expresar aquel sentimiento interior que apretaba mi garganta, logró que tomara la resolución de plasmarlo donde absolutamente nadie pudiese obligarme a reprimir el mal, ni criticar las lágrimas.

¿Quién puede capar el sentir de otro sencillamente por el hecho de que es diferente al de el?

Si la noche se prolonga a lo largo de semanas y meses.  Si el aire desaparece y el ahogo es incesante.  Si la piel está abrazada por la pena y cualquier palabra genera escozor.  Si la entendimiento amordaza el alma negándole la necesidad de expresarse… Lo único que queda es el grito en el silencio, la palabra impresa.

La vida de 2 mujeres, madre y también hija, que las situaciones unió hasta el desenlace del ser más esencial en la presencia de todo sujeto: una madre.  Una temporada donde las ausencias se hacían poco a poco más dolorosas en una cabeza donde tanto habitó y los hábitos padecían regresiones continuas hasta editar ser y cabeza en el recién nacido que todos tienen que proteger y querer.  Con paciencia y también infinito amor, pasan los días por un cuerpo ajado y poseído por la patología mucho más terrorífica, injusta, dolorosa y triste que una hija puede vivir.