La mentira noble: Sobre el lugar de mérito en la vida humana

Carlos Peña aborda y polemiza en este corto ensayo el término de meritocracia

Hoy en día entre los debates mucho más usuales, que dió origen a ríos de tinta, es el del rincón que le caben al mérito y a la fortuna, o sea, al esfuerzo y a la fortuna, en la distribución de elementos y de ocasiones ¿Cuántos recursos deben correspondernos en proporción a lo que hagamos, o no hagamos, y cuánto a eso que sencillamente nos llega, o no nos llega, en la cuna?

Hay quienes proponen que una sociedad justa es una que distribuye los elementos y los recursos en proporción al esfuerzo que cada uno de ellos realice para conseguirlos. Los recursos, según este criterio, se debiesen conferir según el ahínco. Pero hay quienes proponen que ese principio es erróneo no solo por el hecho de que mucho más temprano que tarde, y de tener éxito, terminaría apartando a la gente entre las capaces y las ineptas -infatuando a los primeros y vejando a los segundos- sino más bien por el hecho de que olvida que la vida humana se desenvuelve en la mitad de un grupo de causantes que están lejos del control de los individuos. Ocupar el mérito como método de distribución olvida que bastante de lo que somos no es dependiente de nosotros.