La mascota de un vampiro

Recluído en una habitación obscura, Tomás va a ver por vez primera en años la luz del día solo en el momento en que sea comprado como ciervo. Su corazón inocente se aferra todavía a la promesa de un vampiro angelical, de una vida feliz en ese infierno y el interrogante es ¿Va a ser Desmond su salvador? Él lo compra sin entender bien por qué razón, pero sintiendo que de esta forma ha de ser.
Desmond, Rey de su distrito, semi puro y también hijo de entre los vampiros mucho más brutales que ha popular jamás va a hacer con Tomás lo que hace con el resto de sus mascotas: desgastarlas hasta el momento en que quedan inútiles y Tomás va a deber estudiar a subsistir con la única compañía de un viejo períodico y la seguridad de que su amo no es tan malo como semeja.
Él piensa que sus ojos lo delatan, Desmond está seguro de que en su mirada no hay mucho más que sangre. Para él el cariño no es mucho más que una horrible cadena ¿Quien podría meditar que su pura mascota es con la capacidad de encadenarlo?