La masa enfurecida: Cómo las políticas de identidad llevaron al mundo a la locura (ATALAYA)

Las masas se han vuelto locas. Es suficiente con proseguir las comunidades o los medios para ser presentes de la histeria colectiva donde se convirtió el enfrentamiento político. Cada día alguien nuevo clama que algo le ha insultado: un letrero que cosifica, una charla que ha de ser censurada, una palabra que degrada. Habitamos la tiranía de la corrección política, en un planeta sin género, ni etnias ni sexo y en el que abundan la gente que se confiesan víctimas de algo (el heteropatriarcado, la bifobia o el racismo). Ser víctima ya es una aspiración, una etiqueta que nos eleva éticamente y que nos ahorra tener que argumentar nada. Pero como nos recuerda Douglas Murray en este polémico libro que fué menospreciado por la izquierda biempensante y que se ha con - vertido en un fenómeno de ventas sin antecedente en el Reino Unido: "La víctima no en todos los casos lleva razón, no en todos los casos debe caernos bien, no en todos los casos merece elogio y, en verdad, no en todos los casos es víctima". Con un estilo provocador y una composición argumentativa sin grietas, el creador trata de ingresar algo de los pies en el suelo en el enfrentamiento público, mientras que aboga con vehemencia por valores como la independencia de expresión y la tranquilidad recientes.