San Manuel Bueno, mártir

San Manuel Bueno, mártir, pieza maestra de Miguel de Unamuno, se considera como su testamento espiritual. La novela exhibe un espacio no descriptivo en el que se asientan los símbolos clave de la dialéctica entre fe y duda: el lago, la montaña, la nieve, la villa sumergida, etcétera. San Manuel acepta esta pelea y se transforma en mártir mientras toma sobre sí la duda y la padece por toda la red social que, sumida en el engaño, avanza unida por esa supuesta verdad no cuestionada.
La fuerza del enfrentamiento central (encarnación de lo que en el siglo XX se llamaría la duda existencial, el silencio de Dios o la pérdida de la fe) estimula la vigencia del libro, donde hace aparición asimismo una cariñosa, y muy de hoy, atención al paisaje, preparado todo ello con enorme facilidad compositiva, lo que posibilita la lectura y justifica su presencia en cualquier compilación.