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La Astrología puede ser una herramienta muy valiosa para conocernos a nosotros. Tal como requerimos de un espéculo para poder ver nuestro rostro, de alguna forma requerimos de los Astros para poder ver el reflejo de nuestra ALMA. Hacerle la Carta Natal a nuestros hijos es una forma considerablemente más rápida, clara, y cabalmente fantástica de conocerlos. Allí vamos a poder ver de qué forma vivenciaron su nacimiento, de qué manera nos viven a nosotras mismas como mamás, de qué forma perciben a sus progenitores, a sus hermanos, amigos, y otros vínculos particularmente.
La Luna en la Carta Natal representa –aparte de la madre propiamente esa- toda la energía que estuvo presente a lo largo de la gestación, la primera niñez, los amigos de la principal, las maestras del jardín, la guardería, los abuelos, y hasta aun el padre.
El Ascendiente representa, entre otras muchas cosas, la energía con la que fuimos concebidos y al unísono recibidos al llegar a la vida. Es aquello que debemos integrar para medrar. Comprender aquello que nuestros hijos deben estudiar durante su paso por esta vida puede asistirnos a impulsar y motivarles su paseo, comprendiendo y admitiendo que somos nosotras mismas –representadas por sus Lunas- las que debemos hacernos a un lado para dejarles manifestar lo que han venido a manifestar.
¡Empecemos entonces el viaje a las Lunas y al Ascendiente de nuestros hijos! Les aseguro que no se marchan a arrepentir.
La Luna en la Carta Natal representa –aparte de la madre propiamente esa- toda la energía que estuvo presente a lo largo de la gestación, la primera niñez, los amigos de la principal, las maestras del jardín, la guardería, los abuelos, y hasta aun el padre.
El Ascendiente representa, entre otras muchas cosas, la energía con la que fuimos concebidos y al unísono recibidos al llegar a la vida. Es aquello que debemos integrar para medrar. Comprender aquello que nuestros hijos deben estudiar durante su paso por esta vida puede asistirnos a impulsar y motivarles su paseo, comprendiendo y admitiendo que somos nosotras mismas –representadas por sus Lunas- las que debemos hacernos a un lado para dejarles manifestar lo que han venido a manifestar.
¡Empecemos entonces el viaje a las Lunas y al Ascendiente de nuestros hijos! Les aseguro que no se marchan a arrepentir.
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